Cuando la temporada de los Dallas Cowboys comience en septiembre, habrá esperanzas de que la racha de más de dos décadas sin conseguir un nuevo campeonato de Super Bowl termine. Todos los años la hay, pero esta vez es diferente. Esta vez, por primera ocasión desde que Jason Garrett tomó las riendas del equipo en 2010, los Cowboys tendrán un nuevo entrenador en jefe.
Mike McCarthy, quien busca convertirse en el primer coach en la historia de la NFL en ganar el Super Bowl con dos equipos distintos, será el nuevo coach de los Cowboys junto con un equipo nuevo de entrenadores que es casi completamente nuevo. Algunos como Kellen Moore, coordinador ofensivo, se quedarán en el equipo pero en general, hay un nuevo régimen en el equipo de Dallas.
Los Cowboys tienen un futuro prometedor con Dak Prescott en la posición de quarterback y un grupo de jugadores jóvenes y talentosos. Rumbo a la temporada del 2020, la ofensiva que comandará McCarthy tiene expectativas de ser de las mejores en toda la liga. Con un cuerpo de receptores de calidad liderado por Amari Cooper, una excelente línea ofensiva y un corredor de primera en Ezekiel Elliott, no hay límites para esta unidad.
El año pasado también se contaba con un roster talentoso, pero el manejo de Garrett y el equipo de coaches en muchas ocasiones pareció echó a perder la oportunidad de llegar a la postemporada por segundo año consecutivo. Las tendencias del equipo llegaron a ser ridículamente predecibles, sobre todo cuando el equipo corría el balón en primera oportunidad.
Es por eso que el coach que llevó a los Green Bay Packers al Super Bowl tiene tantas expectativas encima de sí. McCarthy es conocido como un guru de quarterbacks. Dak Prescott ha terminado su contrato de novato con el equipo y en su quinto año en la NFL, hay altas expectativas, sobre todo considerando las negociaciones que el mariscal de campo está deliberando con Jerry Jones y compañía.
McCarthy mantuvo a Moore con el equipo después de que el joven coordinador ofensivo demostró potencial en su primer año en los altos rangos de los entrenadores de la NFL. La ofensiva de Kellen se posicionó como una de las mejores en varios departamentos, incluyendo la eficiencia medida por Football Outsiders, quienes calificaban a los Cowboys como la segunda mejor en términos de DVOA (métrica de eficiencia ofensiva avanzada).
Garrett duró más tiempo del que merecía con los Cowboys. Fue un entrenador capaz de ganar con talento, pero incapaz de dar el siguiente paso. Durante su tiempo como entrenador, vimos equipos talentosos ser desperdiciados así como el desperdicio de competir en una división mediocre múltiples años en los que una campaña de nueve victorias hubiera sido suficiente para jugar en enero.
Gran parte de la carrera de Tony Romo no fue aprovechada para competir en un juego de Campeonato de Conferencia de la NFC y el contrato de novato de Prescott tampoco fue aprovechado para un Lombardi. Ahora los Cowboys tendrán que contar con Dak para que gane siendo uno de los mejores pagados.
Es difícil no ser optimista por el cambio realizado por la directiva. Finalmente hay una cara nueva. McCarthy pasó un año alejado del deporte y buscando reconstruir su filosofía por completo, incluso aprendiendo de las nuevas tendencias de analytics que hay alrededor de la NFL. El campeón del Super Bowl XLV decidió entrenar a los Cowboys sabiendo que tendría un quarterback con el que podía trabajar, Dak Prescott.
Si tuviéramos que escoger la razón #1 por la cual tenemos la esperanza de que algo cambie esta temporada, sería la llegada de McCarthy y su staff.
Sin embargo, ¿no es esa una de las mayores preocupaciones en 2020? Normalmente, un equipo de la NFL comienza sus actividades presenciales poco después del NFL Draft. A veces antes, en el caso de aquellas franquicias que como los Cowboys, están por estrenar a un entrenador en jefe. Sin embargo, el COVID-19 ha frenado dichos entrenamientos desde abril.
Los equipos han trabajado de manera virtual, claro… pero ¿football americano? Hay un límite a lo que puedes hacer por medio de una videollamada. El cambio de un coach no solo significa decisiones diferentes los domingos en la temporada regular, sino un cambio de cultura dentro de la organización.
Dichas culturas y formas de operar no son fáciles de implementar y menos sin estar en el mismo edificio o en el mismo campo. Eso sin mencionar que si se planeaban cambios importantes en los playbooks del equipo, los coaches no tendrían un trabajo tan fácil este año como en otras ocasiones. Estadísticamente, un equipo no tiene mucho éxito en el primer año de un nuevo entrenador en jefe.
En 2020, estos problemas podrían ser peores para Dallas, siendo que ni siquiera ha existido la oportunidad de tener entrenamientos voluntarios. Recientemente, la NFL canceló el juego del Salón de la Fama y dos semanas de pretemporada con más cambios posibles en el futuro.
Si bien McCarthy y compañía deberían ser capaces de adaptarse a las circunstancias, no hay manera de negar que las cosas simple y sencillamente no pueden ser igual de fáciles estando lejos de sus jugadores.
Con un equipo tan talentoso y que está entre los favoritos de la conferencia este año, será interesante como se adaptan los Dallas Cowboys a una situación única en su búsqueda por un Super Bowl que los ha evitado por muchos, muchos años.